jueves, 9 de febrero de 2012

El corazón de los carnavaleros


Carnaval desde lo alto.
Por Paco Prieto.

Ahora que mi amigo Miguel me ha asignado esta sección carnavalesca de “La Voz”, y que tenía por nombre “Carnaval desde lo alto”, no he podido evitar pensar en el patrimonio anímico que hemos perdido con el deshaucio de nuestro gallinero. “El corazón de los carnavaleros” como yo lo llamé el año pasado en una letra, ha sufrido más rumores que las propias agrupaciones. Yo no sé si verdaderamente existe ese peligro real de que con público se caiga porque no he visto los informes técnicos, pero si es verdad, espero que pronto, lo más pronto posible se pueda abrir de nuevo, porque el concurso no es el mismo sin las gradas del gallinero habitadas.

El sitio donde los carnavaleros y componentes de agrupaciones nos reuníamos para escuchar con miedo a las agrupaciones que creíamos que podían ganarnos, o con guasa a alguna que otra que se lo ganaba a pulso. Donde estabas a dos pasos del bar (hecho por el que no se escuchaban del todo bien las coplas), solo traspasando una cortina del grosor de la piel de elefante. Yo creo que nos hace mucha falta esa apertura ya. No sólo por el hecho de que vuelva a haber el ambiente de años anteriores, si no porque también repercutiría a la hora de que la ya mermada entrada del teatro (que con las butacas nuevas ha perdido muchísimo aforo), mejorara en la taquilla, y en el hecho de que nadie se quedara sin entradas, como ha pasado este año.

Es un éxito que se venda casi todo en abonos y haya pocas entradas, sí, pero creo que si estuviera abierto el gallinero o mejor nombrarlo con su nombre real, el Paraíso del Teatro, todos ganaríamos. Eso sí, ya que nos ponemos, al gallinero le hace falta una buena insonorización de puertas para afuera, en el caso de que el ambigú siga estando bajo sus graderíos. Es una lástima que ahora la crisis obligue a destinar los fondos para otras cosas más importantes, y creo que podremos aguantar como lo hemos hecho, algunos años más sin gallinero, pero en cuanto haya un dinero disponible, creo que se debería acometer ese arreglo y permitir que se pueda estar en Paraíso, sin que estorbe el ruido del bar.

Echo mucho de menos el gallinero, y no por la gente que lo habitaba, porque sigue habiendo carnavaleros en este caso en butacas, pero el hecho de que sean tan cómodas, parece que incita a la vergüenza, o a la formalidad excesiva, perdiéndose ese “golferío” (dicho en el mejor y más simpático sentido de la palabra) que había en Paraiso. De todas formas, no pierdo la Fe. Algo me dice que volveremos a tener latiendo al corazón del Teatro en Carnavales, mi querido Gallinero… mi querido Paraiso… te echamos de menos.

2 comentarios:

  1. Cuantos recuerdos en mi paraiso! El teatro no es el mismo desde que no esta habierto! Espero como bien dice le artículo que en cuanto sea posible se pueda arreglar, porque para mi es más importante que una familia no pase hambre a el arreglo de un teatro, pero al igual me daría mucha pena y pienso que igual que a mi a muchos carmonenses que tubiesemos que arrepentirnos de no haber actuado antes sobre este tema!!!

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  2. Ojala lo areglen pronto xk despue de eta asiendo cola pa las entradas te toca ati ino ai si etubiera,el gayinero abria mas

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