Por Manuel Ortega.
En el día de hoy, 6 de Diciembre, se cumplen 36 años de la ratificación en Referéndum popular, de la Constitución Española, que entraría en vigor, el 29 de Diciembre de 1978.
En el día de hoy, 6 de Diciembre, se cumplen 36 años de la ratificación en Referéndum popular, de la Constitución Española, que entraría en vigor, el 29 de Diciembre de 1978.
Recuerdo aquel lejano día. Hacía unos meses que había regresado definitivamente de un exilio de 11 años en Bélgica y estaba luchando por encontrar un puesto de trabajo en Sevilla y adaptarme de nuevo a mi ciudad junto a mi familia, mientras me incorporaba a la militancia política en el PCE.
Seguía con mucho interés las negociaciones entre las diferentes fuerzas políticas parlamentarias para la elaboración de la llamada Carta Magna. Debatía con mis compañeros de partido o de trabajo, cómo iba llegándose al consenso político para la redacción del texto definitivo.
Decidí, a título personal, abstenerme de votar la Constitución. Consideraba que más allá de las declaraciones solemnes de respeto a los derechos y libertades ciudadanas, en el articulado de la nueva Constitución, la consagración de la monarquía, a través de un rey impuesto por el dictador Franco, otorgando a su persona el privilegio de la inviolabilidad, que lo colocaba por encima de todos los ciudadanos.
Desgraciadamente, no me equivoqué en el rechazo a esta Constitución. Hoy, 36 años después, el balance en derechos y libertades democráticas en este país, todavía llamado España, es desolador. Se ha modificado sin consulta previa, el artículo 135, por imperativo de la Unión Europea dejando en manos del Bundesbank y del FMI, la soberanía nacional. Se nos está obligando a pagar una deuda, que no es más que una estafa para permitir a la banca a sanear sus beneficios. Estamos en manos de una mafia político – económica, corrupta, que gobierna a golpe de decretos.
El bipartidismo ha permitido que la Justicia esté al servicio del poder económico. Montesquieu es un perfecto desconocido. No existe en este país la separación de poderes. En el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, sus cargos se reparten entre los partidos mayoritarios, en función de los resultados de los últimos comicios, que, gracias a la injusta proporcionalidad de la Ley D’Hont, ha beneficiado el bipartidismo PP – PSOE.
36 años después, Necesitamos una nueva Constitución. Una Constitución democrática, laica, al servicio del pueblo. Que restablezca las libertades en este país. Que acabe con la impunidad de los corruptos. Que impida los desahucios y los abusos de los grandes bancos y de las grandes empresas. Que aplique una fiscalidad en la que paguen los que más ganan. Que se decida libremente sobre la forma de Estado. El pueblo es el único SOBERANO.
¡¡ La Constitución de 1978 ha muerto !!
Sevilla, 6 de Diciembre de 2014
Manuel Otega
Sevilla, 6 de Diciembre de 2014
Manuel Otega
Respeto absolutamente cualquier opinión por mucho que discrepe con ella, por eso me permito señalar que con opiniones como la que manifiesta el firmante y tal como lo hace, en vez de generar consensos y arreglar problemas, se generan otros muchos y sin necesidad de ello. La constitución ni está muerta ni muerta nació, fue fruto de unas circunstancias que ya no son las mismas, seguramente necesite una actualización pero nunca darle la vuelta como un calcetín.
ResponderEliminarPues leído lo escrito, lo mejor es que se hubiera quedado en Bélgica. Está muy claro que para este señor la Constitución no está muerta sino que, para él, no ha nacido. Desde un principio no le gustó y ahora, cuando las dificultades arrecian, solo tiene palabras que buscan su AUTOJUSTIFICACIÓN. Pero no se preocupe, el pueblo español, que en su mayoría aprobó y buscó esta Constitución, saldrá adelante con mucho esfuerzo y sacrificio, sin tener que hacer otra guerra para que unos cuantos queden satisfechos. Se olvida que gracias a esta Constitución muchos volvieron sin ser encarcelados ni perseguidos, teniendo garantizadas muchas libertades.
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