El otro día un buen amigo, director de comunicación y difusión de las campañas de Medicos del Mundo, me hablaba de los gravisimos daños colaterales que está provocando el virus del Ébola. No cito aquí esos daños por la amplia difusión que han tenido y tienen, pero si insistir en que a las graves carencias habituales que tiene nuestro vecino y viejo Continente Africano se suma a la falta total de medios para luchar contra esta y otras enfermedades altamente contagiosas, lo que provoca que el virus del Ébola haya adquirido una merecida fama en estos momentos. Aunque, como razono más adelante en este árticulo, gran parte de esta expectación proviene de como este virus afecta a nuestra sociedad. La mayoría de estas enfermedades que asolan África, lo hacen causando una altisima mortlidad para las personas que allí viven, entre otras razones porque nadie en los respectivos paises de esta parte de la tierra que denominamos primer mundo, se ha preocupado para investigar y crear vacunas o remedios eficaces que sean capaces de evitar tantas secuelas y muertes, con la gravedad añadida de que somos totalmente conscientes de que es en esta parte del mundo desarrollado donde están los recursos y soluciones adecuadas para evitarlo.
Como si África no tuviera ya suficiente con un catalogo extenso de razones que torturan y matan a su población de mil formas distintas, ahora en una cruel loteria va y le toca de nuevo el ataque agresivo del maldito virus del Ébola, presente no lo olvidemos desde los años 70 en este Continente ya que nunca se ha hecho nada por solucionarlo. Virus que además no se limita a matar por sí mismo, sino que entre sus terribles consecuencias están las que afectan directamente a toda la fragil y casi inexistente infraestructura sanitaria de los países Africanos donde se instala, demostrando la tremenda inestabilidad con la que vive la población afectada. Aún así me atrevo con la afirmación de que la última estrella mediatica de este catalogo de mortandad en África, haya aportado hipotéticos “beneficios”, por llamarlo de algún modo, para el Continente. Permitiendo que miremos entre todos el futuro de forma optimista a partir de ahora, pero eso sí, sin quitar ni un gramo la vergüenza que debemos padecer por haber permitido llegar a esta situación.
Por un lado, el virus del Ébola nos ha servido, por enesima vez en esta sociedad, para tomar conciencia de una forma dramáticamente gráfica de que la pobreza extrema mata en cualquiera de sus manifestaciones, además otorga muy pocas oportunidades de sobrevivir a quienes les afecta. Pero sobre todo ha servido también para conocer en nuestra propia piel que, esta pobreza extrema que afecta a otros lugares supuestamente lejanos, puede llegar a ser incluso muy peligrosa para nuestra salud y el Sistema Sanitario, uno de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar que disfrutamos en el mundo desarrollado. En esa altura salvadora en la que nos hemos instalado con respecto a los países vecinos de África, pensabamos que no nos afectaría nada de lo que allí ocurriera. Pero por primera vez la pobreza que veíamos a través de televisor en el salon de casa, atraviesa la virtualidad de las pantallas para instalar sus consecuencias en occidente, sintiendose “amenazado” por estas consecuencias. Los titulares así lo afirman, “la amenaza del virus del Ébola”, titulares periodisticos que emplean palabras como amenaza, ataque, virulencia, muerte, contagio, epidemia, etc. Provocando preocupación y miedo por nosotros, preocupación que nos obliga a mirar la muerte en directo a través de las imagenes que nos llegan por televisión hasta nuestra sociedad civilizada. Eso sí nos tranquilizan cuando explican que lo que allí ocurre jamás ocurrirá aquí, nosotros afortunadamente estamos preparados. Pero y ellos...siguen muriendo en directo ante nuestros ojos, haciendo que casi deseemos usar el mando a distancia para cambiar de canal, ahora parece que ha desaparecido de primera línea de información, pero el virus del Ébola sigue matando.
Un segundo argumento nos lleva primero a reflexionar, y como consecuencia de esta reflexión a formular que; Gracias a la existencia de esta amenaza real para nuestra salud colectiva, se ha obligado a poner en marcha por la vía de la extrema urgencia, la búsquedad de una vacuna y/o remedio eficaz que posibilite una cura para esta enfermedad tan altamente contagiosa, con el beneficio lógico que esto conlleva para los países africanos, al menos ya no moriran de Ébola, tachando de su macabro catálogo una de las causas de muerte. Es lo que provoca la globalización actual, el conocimiento de que no solo podemos exprimir a los países pobres cuando nos conviene en base a un capitalismo neoliberal feroz, sino que también estos pueden exportar sus miserias en forma de enfermedades hacia nuestro mundo. No tendremos más remedio que cuidarlos, aunque solo sea por puro egoismo civilizado ya que en realidad, con estas medidas nos estamos protegiendo a nosotros mismos. Me pregunto que si el virus no hubiera sido capaz de atravesar las fronteras, seguramente aún se estaría debatiendo como poner en marcha los remedios de prevención y cura. De hecho si recordamos las primeras informaciones de los medios, antes por supesto del contagio en nuestro país y posteriormente en Estados Unidos, se hablaba de que la vacuna podría tardar cinco años en ponerse en marcha, ahora cuando ya afecta al “primer mundo” curiosamente estos plazos se han acortado rápidamente y para enero del año que viene dicen que tendremos esta vacuna ya disponible.
Otro de los aspectos que ha provocado esta globalización del virus asesino es que, podemos constrastar algo que ya sabíamos pero que suma nuevos argumentos al hecho de que, los muros y las vallas que colocamos en las fronteras no son solo físicos, sino que también están en la mente, en el alma y en la educación de la sociedad a la que pertenecemos. Estos días se mira con más recelo, si cabe, al negro, permitanme la expresión con referencia al color de la persona citado así por algunos sectores de la sociedad en estos días. Se ha llegado a leer que: “estos africanos no traen nada bueno a nuestros paises desarrollados”, o bien, “yo no soy racista, pero tienen que estar en su país, y allí ya lo ayudaremos....., “no tienen que venir porque no traen nada bueno”, etc. Lecturas que cuando menos continua sacandote los colores por la vergüenza que da pertenecer a la misma condición humana que quien así piensa y la indignación que provoca las mismas. Es importante ser conscientes de que ante la más mínima dificultad, los sentimientos, junto con las actitudes racistas y xenofobas están ahí, listas y preparadas para aflorar de una forma rápida y cruel en la sociedad desarrollada y, supuestamente civilizada. También es fundamental saber que si la sociedad, en esta “amenaza” del virus del Ébola, ha sido capaz de movilizarse activamente para salvar la vida a un perro, (Ojo que yo también estoy de acuerdo en que se debería haber salvado y no haber procedido a su muerte), digo que si la sociedad ha sido capaz de movilizarse de esta forma por la vida de un animal, será capaz de hacerlo también para intentar evitar que en nuestros países vecinos del Continente Africano continúe muriendo más y más personas que, no lo olvidemos tambien tienen los mismos derechos que el resto de la humanidad, ya sean ricos o pobres.
Importante es saberlo porque no hay que bajar la guardia ni en prevención, ni en educación, ni tampoco en sensibilización, ya que el trabajo que queda por hacer en estos campos es aún es inmenso. Por último indicar que gracias al Ébola también podemos constrastar, por comparativa con las cifras de afectados en otras materias, que en África continúan muriendo muchas más personas por el hambre, la malaria, el parto, la falta de hospitales, la falta de recursos, etc.que por el mismo virus que tanto pavor nos ha causado. Entonces queda claro que el miedo que tenemos y la causa efecto-acción-reacción que hemos adoptado, está intimamente relacionado con que afecte directamente y ponga en peligro nuestro Estado del Bienestar. Bajo esta premisa cabe formular, a modo de hipótesis que, ojalá el hambre fuera terriblemente contagiosa y de esta forma la causa efecto-acción-reacción, sería muchisimo más contundente desde los países desarrollados que la que actualmente se está realizando para evitar que mueran de hambre nuestros vecinos africanos. Estoy seguro que se encontraría un remedio eficaz, por la vía de la extrema urgencia por supuesto, para solucionae el hambre no sea que se traspase hasta nuestro primer mundo y nos contagie sin posibilidad de cura. Así no es de extrañar que sigamos construyendo muros, vallas y sistemas cada vez más altos e impenetrables, ah, y no solo fisicos para evitar que lleguen con sus problemas, siempre tenemos la esperanza de que está en nuestras manos cambiarlo todo.
Pedmitirme una posdata a este árticulo. Quisiera recordad que la Asociación Juvenil Misionera Amigos de Africa de Carmona ha organizado una contrareloj para el día 30 de Noviembre consistente en la subida a la Puerta de Córdoba. La labor que realizan, es impresionante si tenemos en cuenta los pocos medios de los que disponen. Todos deberíamos ser amigos de Africa, y no solo amigos, sino hermanos, primos, tios, padres, madres, familias......El trabajo que realizan, la mentalización, difusión y ayuda que prestan para solucionar los problemas de Africa es admirable, así que colaboremos todos en ese día para que puedan obtener suficientes recursos y seguir con sus proyectos. ¡¡¡¡Todos a la contrareloj¡¡¡¡ es una buena forma de ayudar, como digo en el árticulo tenemos que ir cambiando la mentalidad, principalmente somos personas.
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