martes, 20 de mayo de 2014

La minifalda de Rajoy

Por Manolo Martínez.

Le pasa a Rajoy como a las adolescentes que se pelean con sus madres para ponerse la falda más corta que han encontrado para, luego, a renglón seguido, pasarse todo el tiempo estirándosela hasta las rodillas para ahora ocultar lo que antes querían enseñar. A Mariano se le ve todo, hasta el potorro. Por mucho que estire su demagógico discurso, por más que junte las rodillas de la reforma laboral, y por mucho que se siente de lado haciendo poses hacia los trabajadores. Todo ese falso postureo se derrumba en cuánto le preguntamos a la gente de la calle, si trabaja, si está asegurado, o qué sueldo tiene en 2014. Ahí duele, en esas tres preguntas a Mariano se le abren las piernas como a la Stone en Instinto Básico y, al contrario que ésta, lejos de seducirnos, nos repele esa visión del Jardín del Bosco, ni siquiera está depilado. Porque por mucha media que Mariano se ponga, nunca tuvo las piernas bonitas, los pilares que le sostienen no son hermosos, son torcidos, llenos de corruptelas internas y externas, de capitalismo feroz, de hipocresía religiosa: “yo no falto a una misa, y tengo varas de plata en las hermandades más señeras, pero a mis trabajadores les pago una miseria o les tengo sin seguro, o me saco un ERE de la manga pepera y les echo sin indemnización. Inmigrantes ni uno, salvo los que les dan de comer a mis caballos, o lo que me cogen la cosecha por tres euros, esos sí los quiero, me salen más baratos. Hemos vuelto a la España de las tres F, fútbol, fé y fiestas, aquí quedan expuestas los tres salvavidas del español actual. Es la anestesia que nos han inyectado. Que viene el Papa, todos a la calle, aunque luego las iglesias estén vacías de lunes a sábado, y lo domingos se compongan por bodas, bautizos y comuniones. Que se juega un Madrid- Barca, medio país en alerta, antidisturbios, prensa, recordatorios, y conversaciones monoteístas balompédicas. Que no hay partido interesante, ni un triduo (cosa improbable), se organiza el día de la cerveza, el día de la tapa, la fiesta de la primavera, o el día del arroz con gambas…Qué habilidad tenemos para movilizarnos, para llenar estadios o calles, salvo cuando echan a tu compañero injustamente del trabajo, entonces agachamos la cabeza y farfullamos:”…mientras no me toque a mi”. Estamos viviendo en otra burbuja mucho más peligrosa que la inmobiliaria, la burbuja del avestruz, vamos palante, recemos, bebamos, y llenemos los estadios para olvidarnos del paro, de los horarios tercermundistas, de los sueldos ignominiosos. Qué país, Dios, qué país, no tenemos malos políticos, somos malos nosotros para nosotros, poco se puede hacer ahí, y lo poco que se puede hacer es echarlos con un papelito que llaman voto, pues ya verán ustedes…ni eso

1 comentario:

  1. el arriba firmante20 de mayo de 2014, 17:13

    Y lo curioso es que todo el artículo se puede aplicar al otro "partido de gobierno" de este país, con sólo unos leves retoques.

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