sábado, 9 de octubre de 2010

Yo me acuso: fui a la huelga

Por Carlos Fonseca.

Yo fui huelga, lo confieso. Fui a la huelga contra la reforma laboral del Gobierno. Fui a la huelga porque abarata el despido, y basta con que una empresa prevea que puede tener pérdidas, no que las tenga, para que nos ponga en la calle con 20 días de salario por año trabajado. Fui a la huelga porque a partir de ahora es más fácil desprenderse de los trabajadores más antiguos y con mejores salarios para sustituirlos por jóvenes con sueldos de miseria, y eso es condenar a la exclusión a los primeros, y al empleo precario y mal pagado a los segundos.

Fui a la huelga porque los empresarios pueden “descolgarse” (qué eufemismo más obsceno para no decir incumplir) de los convenios que previamente han firmado, lo que los convierte en papel mojado, y pueden cambiar las condiciones de trabajo de sus empleados (horarios, moviligad geográfica). Fui a la huelga porque la crisis que ha provocado la codicia de unos pocos no la podemos pagar quienes nada hemos tenido que ver con ella.

Estas son mis razones, tan respetables como las de quienes optaron por ir al trabajo. Dice que el escritor francés George Perec en su libro “Lo infraordinario”, que “la desigualdad social no es ‘preocupante’ en época de huelga: es intolerable las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año”.

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No he encontrado la opinión de los detractores de la huelga sobre la reforma laboral, sobre si están de acuerdo con ella y creen que va a crear empleo, como sostiene el Gobierno, o si la consideran demasiado ‘blanda’, y en este caso qué consideran ellos que le falta. Razones, en fin, para que los lectores conozcan criterios diversos que les ayuden a formarse el suyo, o no. Lo digo sin demasiada convicción, porque me consta que mucha gente lee sólo aquellas opiniones que refuerzan las propias, no vaya a ser que la convenzan de lo contrario.

En lugar de argumentos contra la huelga he leído descalificaciones e insultos contra los sindicatos que la han convocados, como si ellos fueran lo sustancial de la reforma laboral, y contra quienes, como yo, decidimos secundarla. Había motivos suficientes para haber convocado la huelga mucho antes; creo que UGT y CC.OO han sido demasiado condescendientes con el Gobierno, y los critico por ello, pero no los insulto, ni convierto lo secundario en lo sustancial del asunto: la reforma laboral y los recortes de derechos que supone.

Me produce bochorno que algunos medios y periodistas hayan utilizado como ¿argumento? para descalificar la huelga que Cándido Méndez coma en el restaurante del Hotel Villamagna de Madrid, o Ignacio Fernández Toxo se vaya de vacaciones con su mujer en un crucero. Supongo que para estos colegas la idea que tienen del sindicalismo y de la izquierda es la de menesterosos en zapatillas que comen menús del día en la taberna de la esquina y pasan sus días de asueto en el pueblo de la familia, y que sólo así demuestran su coherencia ideológica. Lo demás es patrimonio de la derecha.

Muchos de esos periodistas están acostumbrados a comer en buenas mesas, invitados eso sí, y a viajar por el mundo a cargo de empresas de las que luego escriben sus excelencias por aquello de que ser agradecidos es de bien nacidos. El periodista polaco Ryszard Kapuscynski decía que “los cínicos no sirven para este oficio”, pero desgraciadamente está lleno de ellos.

También ha criticado la huelga, ¡cómo no!, el presidente de los empresarios, Gerardo Díaz Ferrán. Lo raro hubiese sido que no lo hiciera. En su caso no me produce vergüenza, sino indignación. Díaz Ferrán es un empresario que ha mandado al paro a centenares de trabajadores por la pésima gestión de sus empresas; que no paga los salarios a quienes se los han ganado con su esfuerzo, y que dejó en tierra a centenares de clientes de su compañía aérea Air Comet después de haberles cobrado los billetes. ¿Cabe mayor desfachatez?

Estoy convencido de que la mayoría de los trabajadores está contra la reforma laboral, y que pese a ello no han ido a la huelga por no perder un día de salario; porque han considerado que no iba a servir de nada; para castigar a los sindicatos por su complacencia pasada con el Gobierno; porque no estaban de acuerdo con ella, o por miedo. La huelga es un derecho constitucional, pero corren malos tiempos y es mejor lo que se tiene que nada. Es una opción que no comparto, porque es pan para hoy y hambre para mañana, pero respeto.

Fui a la huelga porque la creí justa, y volvería a hacerlo. Me da lo mismo lo que digan los mercados, el PIB, el FMI, el gobernador del Banco de España y el sursuncorda. La realidad es que 4.645.500 personas están en paro y tienen derecho al trabajo; que personas cualificadas y válidas para su profesión han sido excluidas del mercado laboral porque tienen más de cuarenta años (conocen sus derechos, tienen salarios dignos y son incómodos) y las empresas les dan por amortizados; que la generación de jóvenes mejor preparada de nuestra historia sobrevive con contratos de becarios o trabajadores en prácticas, cuando no lo son, a cambio de salarios de vergüenza, y que las mejoras laborales que ahora nos han arrebatado se han conseguido tras años de lucha y negociación. El presidente Rodríguez Zapatero afirma solemne que no va a modificar ni un ápice su reforma, y nos pide paciencia porque tendremos que esperar cinco años para ver crecer el empleo. ¿Qué hacen los parados hasta entonces?. ¡Maldita estadística!

Qué quieren que les diga. Cada vez tengo más claro que si luchamos podemos perder, pero que si no lo hacemos estamos perdidos. Hasta el próximo lunes.

5 comentarios:

  1. Muy bueno el articulo. Gracias!

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  2. Huelga a destiempo???? Tampoco vale!!!!

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  3. Gracias a Zapatero y sus acólitos votantes desertores de la huelga, la época de los "Señoritos" y de "Como usted mande patrón" tendrá un nuevo renacer. Hemos dado un paso atrás de cuarenta años.

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  4. Dice un titular de El Confidencial, Zapatero avisa a los funcionarios que no empezarán a recuperar el poder adquisitivo hasta 2013. Muy buen titular para cabrear un poco más a los funcionarios. Pero porqué Rajoy no ha salido criticando esta noticia?, él va a hacer lo mismo o peor, está encantado con el debilitamiento del sector público, así podrá justificar más recortes con el pretexto de la crisis. Y la gente creyendo que nos va a salvar Rajoy. Los bancos ya les da igual que gobierne uno que otro.

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  5. En el PP se estarán frotando las manos porque todo el trabajo sucio se lo está haciendo el PSOE. Acuérdense la bestial reconversión industrial de los años ochenta que mandó a miles de obreros al paro mientras se salvaba con dinero público a los bancos de la crisis en la que ellos mismos se habian metido ¿Os suena de algo?

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