Es así como se cuentan los años en Carmona, por décadas. Aquí un año es casi igual al siguiente y el siguiente casi igual al anterior. En el PVC, que no somos nada ni de Solsticios de Invierno ni de Navidades ni de calendarios lunares o solares, entendemos que no hay cosa mas boba que dedicarse a celebrar las vueltas que da la Tierra alrededor de si misma o del sol. No se aburre el personal después de miles de años haciendo lo mismo. En fin, sea en aras de los polvorones... Como de costumbre escribimos de prisa y corriendo. Al del PVC que le ha tocado esta vez redactar nos tememos que nos quiere vacilar. Le hemos notado una sonrisilla un tanto socarrona, como diciendo “esta es la mía...”. Y dice así la criaturita : ¿Qué querrán los carmonenses para la próxima década que nosotros les podamos desear? Nada. Sí, no desean nada y ni mucho menos que le cambien la ciudad. Complicado mensaje de Año Nuevo si se piensa así, no es fácil desear parabienes a quien no los desea. Sin embargo esta sabia, culta, honrosa e intemporal Carmona forever no necesita de los deseos de sus ciudadanos para que con el paso del tiempo pueda ir conformándose a si misma. Así la realidad, sólo su escudo Lucifero la ha de salvar de no terminar enterrándose a sí misma cual Pompeya cubierta por sus propias cenizas. Una Carmona viva pero con unos ciudadanos eternamente cegados por su propio lucero no ha de estar sujeta a la evolución y a los criterios de modernidad social que imperan en el resto de la humanidad. Y si como decimos la esencia de Carmona es su lucerito, hemos de guiarnos por él. Él nos hace felices. Nuestro “Sicut Lucifer...
Nosotros, los del PVC, no podemos hacer otra cosa que deciros que la Ciudad ya ha formulado sus deseos y nadie se ha percatado. Uno por cada punta de la estrella de su escudo. Cada vértice representa a las ya famosas ocho demandas que nuestros ediles menores exigieron al Edil Mayor. La suerte está echada, Carmona ya habló sin necesidad de más urna, ni cambio de gobernante, ni más justificación alguna que implantar en su plebe el deseo de que al cabo del tiempo sean cumplidas las demandas del Lucifer que la representa. Eritis Sicut diis, que traducido para los que no dominan el latín “Seréis como dioses” y eso fue lo que le dijo la bicha a Eva en el Paraíso para que comieran del Árbol del Bien y del Mal. Y así, uno que conoce perfectamente la ciudad se lo dijo a quien todos sabemos, que además se lo creyó. Indoloro fracaso. Pero ahí está servido el veneno a convertir en “elixir” para estos próximos diez años. Ya nadie nos convencerá a la hora de tirar el papelito urnero que lo mejor es la promesa de cien kilómetros de carril bici, o que nos monten veinte hectáreas de naves, ni tropecientas mil casitas baratitas, ni nada de nada. Queremos que alguien sea capaz de deshojar una a una las puntas de nuestro lucero. Quién capaz sea, buen deshojador será. Pero, ¿Existe o existirá ese deshojador? ¿Ha nacido ya tal “niño dios” o Lama Tibetano? Necesitamos de él, de otro Gran Timonel, en nuestro caso del “Gran Manigero” que nos impida caer en una perenne realidad, que aún satisfaciéndonos a todos, no nos permita durante estos diez años nuestra costumbre de mantener un continuo deseo de que nada se cumpla para que parezca que evolucionamos por el bien de todos y de camino nos justificamos ante la realidad del mundo. Ese Mega Manigero debe de saber bien interpretar la antigua sentencia de Sicut edas ut semper exurias (Come de tal manera que siempre tengas hambre).
Pero que nadie se lleve a equivoco de revolución alguna. Una cosa es encontrar quien sea capaz de hacer cumplir en la tierra el caprichoso deseo de nuestro “Sicut Lucifer in Vandalia...” y otra muy distinta, que dejemos de ser carmonenses. Evolucionar, solo ha de evolucionar el Paso de Nuestro Padre Divino Jesús Nazareno y, por tanto, es privilegio exclusivo de la Carmona profunda y elitista. A los demás sólo se les ha de permitir eso de la “progresía”. Carmona debe de seguir siendo fiel a sí misma y seguir olvidando lo más pronto posible cosas como que un paisano nuestro ha sido nada más y nada menos que Campeón de España en eso tan nuestro como es arar los campos, o que uno de nuestros prístinos alcaldes fue pariente nada menos que del todo poderoso Caius Caesar Germanicus alias el “Alpargata”, y así con todo aquel, incluido el que fuera de nuestras murallas, haya conseguido ser una referencia más allá de nuestro exiguo universo carmonés. Carmona no rinde pleitesía a nadie más que cuando la plebe no tiene mas remedio que rendírsela. Después, ni se molesta en juzgarlo, ni sopesa su obra, honra o deshonra, directamente lo olvida. Un carmonés de pura cepa es a Carmona lo que un buen mono al Planeta de los Simios. En el subconsciente llevamos impreso el recuerdo de una ciudad que hace ya muchos años cayó en el olvido de la historia pero que lleva grabado en su orgullo a sangre y trigo que el mismísimo Julio César dijo de nosotros que éramos la ciudad mas fuerte y difícil de conquistar de toda la Bética (que comprende algo más que a las vecinas del barrio de Heliópolis, aunque a algunos les cueste creerlo).
No, no queremos primates avezados que nos lleven de nuevo a la Gloria como era el deseo de los jovenzuelos de la aludida película. Que triunfen fuera y agasajémosles cuando vengan de visita, pero nada más. ¿Cambiar nuestra devoción Mariana? ¿Elevar una Peña a la categoría de Sociedad y tener que pagar veinte euracos al mes en vez de tres? ¿Discutir si fue un error histórico reubicar a la gente de San José en Guadajoz en vez de haber hecho más grande el Barrio La Guita (o Residencial el Cordón como a ellos les gusta nominarse)? ¿Que un Rey se vuelva hermafrodita disfrazándose de Reina y encima sin tener la altura estilística de la tradicional “mujer barbuda” de las ferias? Por favor, los Domínguez Pascual, los George Bonsor y la marquesa o condesa de no se qué, se revolverían en sus tumbas perturbados en sus descansos eternos ante tanto desatino. Estas nobles y escasas almas donaban al pueblo ingrato la Caridad o las Escuelas Pías (hoy Biblioteca Municipal que no del pueblo) etc. sin más y sin nada a cambio. Convertir dos Palacios de la nobleza que siempre procuró “trabajo al agrícola jornalero y al doméstico sirviente”, uno en un Museo y otro en una Escuela de carreras y cursos raros aprovechando la necesidades económicas de sus dueños, ya ha sido llegar demasiado lejos en la falta del respeto debido a la memoria de tan ilustres celebridades en tan poco tiempo. Así que, por todo lo dicho y por lo que se podría decir, nuestro mensaje navideño no ha de ser otro que “Sed buenos... sicut erat in principium, et nuc et semper, et in saecula saeculorum”. ( Sed buenos... como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos “). Feliz Año Nuevo a todos. PVC
todo muy bien. Solo una cosa: si el paso de Nuestro Padre evoluciona no sera de la Carmona profunda y elitista, sino de sus hermanos, muchos personas muy normales y corrientes. Vamos del barrio del Real, San Blas.... No confundir, ya que todo lo que se ha hecho y se hara siempre sera con la opinion de sus hermanos.
ResponderEliminarSebastian, deberías de haberte dedicado a la Literatura. Realmente brillante. Saludos, Paco.
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