Era domingo. Tempranito oía a mi padre afeitarse y preparar el desayuno. Casi siempre solía, y suele comerse su castiza tostada con aceite y ajo, y su café. Yo me despertaba como una exhalación y corría hasta la cocina. No hacia falta ni hablarle, yo sabía dónde iba, y él sabía que yo iría con él. Rápidamente me ponía mi chándal o mis calzonas, mis zapatillas deportivas y mi balón, y enfilaba la larga calle San Antón desde la calle Vidal camino a ver a la A.D. Carmona.
Entonces yo no sabía que el Carmona había jugado en Tercera División, ni que ese equipo de azul y blanco ya tenia una andadura por los campos de fútbol de Andalucía mucho más antigua de lo que podía imaginar. Yo me limitaba a jugar con mi balón bajo la gran morera que daba sombra en el corner izquierdo de la portería que daba a los pisos de la Virgen de Gracia. O a corretear por la zona escarpada donde no había grada si no piedras, y la torre del marcador.
Son recuerdos que hoy por hoy, con un Carmona que ha cumplido medio siglo, sigo teniendo muy frescos en mi memoria. Quizá menos que el primer día que yo pisé el ahora Estadio José Domínguez Olías, para retransmitir mi primer partido del Carmona para la desaparecida “Carmona Radio”, hace ya más de doce años, cuando yo solo tenia diecisiete.
Han sido muchos partidos desde la cabina de prensa (por llamar de alguna manera al palomar donde tenemos que trabajar los domingos) del estadio “Pepe Olías”. Muchos partidos, muchas vivencias, muchos amigos, muchos goles cantados. ¿Para cuando un campo con unas instalaciones dignas para un club que ya tiene cincuenta años? Y con esto no me refiero solo al césped y a los vestuarios, si no también a los que no nos vestimos de corto, pero que somos parte de ese ritual de los domingos, en el que informamos de los partidos y que no tenemos un espacio de trabajo digno. Espero que ese arreglo que se le esta haciendo al recinto, cuente también con unas cabinas de retransmisiones en condiciones, ya no solo para que trabajemos con un mínimo de comodidad y privacidad los medios locales, si no para que cuando vengan compañeros de los medios de fuera, no se nos caiga la cara de vergüenza con la imagen que damos.
Dicho esto retomo el tema, el caso es que son cincuenta años a los que no podía perder la oportunidad de sumarme, con mi reconocimiento, mi felicitación y mi deseo de otros cincuenta años con éxitos deportivos y personales. Y por supuesto sintiéndome orgulloso del ínfimo, diminuto granito de arena, que con mi voz he podido aportar al Carmona domingo tras domingo desde la cabina de retransmisiones. Solo espero que sea como sea, la ciudad reaccione, y vuelva a ir al campo a apoyar a su equipo, aunque solo sea por echar el domingo cuando haga bueno. Y que si hay niños que tienen la edad con la que mi padre me llevaba a San Antón, no tengan el recuerdo de una grada vacía. Animemos de nuevo a nuestro equipo. Al Carmona para los carmonenses, a la A. D. Carmona para los documentos oficiales.
Y por ultimo, no quiero que se me pase el que si usted aún no está convencido de volver al Pepe Olías a ver al Carmona, recomendarle el magnífico trabajo de Valentín Pinaglia con su libro “Una historia del fútbol local”. Un libro que todavía puede usted encontrar, y en el que se hace un repaso impresionante por la historia del club, con fotos y datos que le dejarán impresionado. Si con esto ya usted no siente un mínimo de curiosidad por volver a animar al Carmona, es que definitivamente, la afición local de nuestro fútbol, tristemente estará perdida para el resto de los tiempos, por muchos años que cumpla nuestro equipo. En nuestras manos está.
Desde que se cambió de sitio el campo de fútbol, todo cayó en picado. La mayoría de los aficionados, jubilidos muchos de ellos, no pueden desplazarce al "Pepe Olías", llenazo seguro en San Antón.
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